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Mostrando las entradas con la etiqueta Náusea Cósmica

cuatro

 Hoy recuerdo el miedo a la muerte con respeto. Respeto a aquel recuerdo lejano que revivo como si hubiera sido hace una hora de mis ojos clavados en las sombras, imaginando la muerte; de mi mente saliendo de mi cuerpo, saliendo de mi realidad escapándose como un suspiro. Respeto al miedo, ya no más miedo al miedo. 

tres dos

 Nilo  Thravs decidió por fin morir. No de verdad, porque él no es tan patético. Thravs decidió morir pero sin decirme que se convertiría en un fantasma y que siempre llevaría consigo a sus asesinos y asesinados. Thravs decidió la muerte porque es cobarde. Thravs, Thravs, Thravs. Aún soy Thravs, pero ya no quiero ser Thravs, es lo que nos diferencia.  Siendo el homúnculo entre el tiempo, el dolor, profundo y horrendo dolor que te entrega la muerte de tus amores, el dolor de ver morir a tus hermanos disparándose los unos a los otros en la cabeza unos suicidándose y otros asesinándose, maldito dolor... El homúnculo entre el dolor, el tiempo, el cansancio y la voluntad y promesas que le impidieron suicidarse, ahora no estoy Thravs. Tristemente, aún está conmigo, halándome al pasado en sueños y en silencios y empujándome a superarlo, mi querido y contradictorio Thravs, hace ya 1 año y medio que te dimos vida y hoy te entierro casi vivo. Me lo has pedido. Hace ya poco menos de...

tres

Dos meses desde que sentí ser una ínfima fracción consciente de la realidad. Bueno, no sé si dos meses. Ahora recuerdo ese terror con miedo, miedo al miedo, miedo a la muerte. Mi mayor miedo intangible es la muerte. Mi mayor terror actual es la soledad. Solo. Todos solos. Todos encerrados en la mente, el que dice que la expande solo pinta las paredes. Una pradera verde en un día soleado que debes disfrutar sentado y quieto porque si intentas saltar por el pasto te vas a romper la nariz contra el muro. Olor a sangre. Olor a sangre es no saber qué piensa el otro. Olor a sangre es no saber si hablas con alguien. Olor a sangre, qué poético. Olor a sangre es no entender ni el universo, ni lo que contiene, ni una sola parte. Incluso hay una caja, claramente hueca, que no podemos abrir en nuestra celda. Olor a sangre para mí mismo. Pretender entender cuando pintamos las paredes. Estamos encerrados, atados de manos, sin ojos ni oídos, en una celda, de extraña roca, nunca la habíamos sentido an...

dos dos

Cuando Thravs muere en sueños puede sentir el vacío, ese momento donde su conciencia se desplaza por su columna vertebral y se olvida de que tiene piernas, ese momento donde él y la realidad está separados hasta que se le ocurre moverse “¿Ya? Con que así se siente” Puede sentir la nada, sin temperatura ni emoción diferente a la del descubrimiento, sin sonido, sin dolor, sin sensación, sin cuerpo. Thravs y el vacío de antes de abrir los ojos. A veces está sentado y se da cuenta que puede cerrar la mano, y pregunta “¿Cómo putas?”. Muere en el sueño y cuando sabe que está vivo, “Maldición, por qué no puedo estar muerto” tres

dos

Llevo dos semanas de haber vivido el miedo a la muerte. Ahora sólo espero que vaya a suceder algo, que pueda suceder algo. El limbo después de esa casi muerte es muy curioso. No siento nada particular, aparte de desolación. Ni tristeza, ni alegría, ni enojo, ni nada. Sólo ese típico y ya normalizado sentimiento de desesperanza de la vida, de que todo es un chiste de que… nada. Ya no siento el horror. ¿Qué será de una ínfima fracción consciente de la realidad? ¿Cómo sabe que es consciente? ¿Serán los demás conscientes?¿podrán? Nadie quiere ser consciente, todos los seres conscientes se percatan que esta luz es demasiado fría, nadie que piense quiere pensar, nadie que no piense siquiera se le ocurriría. Luz fría. Tiempo hace ya que sufrí una micromuerte, justo como lo predije. Dejar un vacío dentro de uno es muy difícil, en especial cuando va siendo tiempo de llenarlo con otra cosa. Otra cosa de diferente forma, otra cosa de diferente textura, tamaño, peso. Otra cosa realmente ajena a es...

uno dos

Thravs sentado en una banca cualquiera en la iglesia principal de su ciudad-pueblucho. Los puebluchos que evolucionan en ciudades industriales no merecen ser ni la una ni la otra, porque los puebluchos tienen historia y las ciudades dizque desarrollo. Esta ciudad-pueblucho, todo un álter ego de una ciudad-estado, necesitaba una historia de verdad y una librería, por favor. Sentado en una banca cualquiera en pleno típico sermón recordó cómo llegaban los pecadores al purgatorio de Dante. “Virgencita salvame y perdoname”. Se imaginó muriendo y salvándose por gracia de la Virgencita, a la que nunca le hablaba, pa’ qué. Se imaginó muriendo, se imaginó muriendo, se imaginó muriendo. ¿Y después? Qué te vas a imaginar si estás muerto, bobo marica. Sintió el vacío que le sigue a la vida. Y cuando volvió a la realidad sus pulmones estaban estrangulando su corazón y su pulso era pausado y fuerte. Sintió cómo era una ínfima fracción consciente de la realidad. Una ínfima fracción consciente de la r...

uno

  Entonces estaba en misa y me imaginé que me moría, estaba cayendo de un acantilado de los que salen en Indiana Jones, abajo muchos árboles, arriba hierbita por el lado planticas verdes y ramas. Y le decía a Dios “Salvame, servime pa’ algo” mientras me decía al que no soñaba “¿No sería eso una manera muy descarada de desafiar a Dios, acudir a Él sólo cuando me voy a morir, que porque en la Divina Comedia dice que la gente no la hunden en mierda cuando dice eso? Ese man que se inventó eso y yo haciendo caso”. Cuando de un momento para otro me coge ese malviaje que escala más rápido que cualquier cosa, ya no me acuerdo el camino de lo borroso que se vio. Y ¡pum!, frené en seco con el corazón a mil. Sentí que era una ínfima fracción consciente de la existencia y que esto se iba a acabar, ¿y si no había nada más qué? Yo creo que la mente tiene una función de abortar un pensamiento que se está saliendo de los cabales de la salud mental, pa no colapsar o matarse. —Ey momento, cómo qué “...