Tres

        Dos días más de viaje y ya conocía cada centímetro cuadrado de la planta superior. Aunque aún me faltaría mucho para acostumbrarme a mi cama. Después del desayuno llevé a mi abuela a las carpas, ya hablaba con unas señoras de 40 y otras de 60, yo mientras tanto pasaba las tardes en silencio, casi siempre lejos de ella luego de dejarla en las carpas de cubierta.

        El barco se empezaba a tornar monótono para mí. Al día siguiente el capitán, que parecía servir más como bufón que como capitán, anunció la primera de las 4 fiestas que se harían en el [[sótano]]. Todos sonaron falsamente excitados cuando escucharon eso.


Cuatro 

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