Un pensamiento (Perdurar)
La vida es injusta y lo único que ha mantenido a flote a la humanidad es la cooperación de todos con todos. Eso es lo horrible de la guerra, es cuando la humanidad se alía con la terrible indiferencia y crueldad del Universo, el Absoluto Vacío. El calor de un abrazo es la más grande antagonía del cielo negro de la noche, negro como solo sí mismo puede ser. El abrigo de un hogar, el cuidado de un enfermo, el amor, la familia, la patria, la amistad, es lo que nos hace humanos.
Allí yace un gran misterio: cuándo un animal se hace humano, cuándo merece humanidad. (Resulta que los simios pueden ser sujetos de derechos, así como las mascotas y algunos otros pero absurdo sería que lo fuera una hormiga, un tiburón, una hierba o una esponja de mar) Esa capacidad de cooperación contra el abandono cósmico es la humanidad, el oxígeno de un árbol, el compartir del alimento o esas veces que los animales se adoptan entre especies.
El hecho de que todos seamos herederos de una extraña molécula que se negó a descomponenerse es el más mágico que conocemos, que aquella lejana criatura haya tenido infinidad de hijos maravillosos, que habitan un mundo de todas las formas posibles con el único propósito terco y absurdo de perdurar, sin saber que igual morirá. El artefacto más impresionante conocido se auto-bautizó cerebro y creó el arte. Trillones de horas han sido dedicadas a odas acerca de la lucha de todos nuestros hermanos vivos a través del tiempo. Es la historia de la materia contra el tiempo. Es Lucifer contra su padre. Es lo eterno contra lo efímero. Es lo imposible contra lo inevitable.
La Vida en realidad es una muerte muy, muy, muy, muy, muy lenta. Es aprender a convivir con ella, (la parca nos sigue como la Luna a un niño) hasta que nos agotemos y solo seamos polvo... frío... quieto... olvidado.
¡Información! Somos sus guardianes. Nuestra responsabilidad espiritual es esa. Conocer la historia e ingeniar su perpetuación. La Vida es un niño aprendiendo a caminar; comete errores, cae sobre su propio cuerpo y sigue adelante con sus llagas, corrigiendo y prosperando. Sabemos que no somos perfectos, sabemos que nos podemos mejorar, pero lo más importante: sabemos. Esta es nuestra responsabilidad. Perdurar.
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