Siempre estaré maldito por tu olor

 A veces siento tu perfume de repente. Invade mi nariz y ella lo retiene para disfrutarlo. Tú no estás pero pasaste por ahí. En algún lugar de mi habitación entre ese aire enrarecido. Ahí estuviste como estuviste en mi vida. Cada lágrima que te provoqué es una parte de lo que me regalaste. De cada enseñanza, de cada palabra, cada segundo, cada beso y cada caricia. Ahí van las lágrimas desapareciendo, evaporándose, deslizándose por la piel, saliendo para ya no volver, tan efímeras como todo, como nuestro cariño y deseo. Son residuo y son producto. Finalmente la verdadera cosecha, esa, cada fracción de existencia que representan esas gotas salinas, es todo lo que hubo. 

El alma que liberas al mundo con tus lágrimas es la misma que me entregaste. Es la que me hará crecer. Gracias por ayudar a Nilo. Gracias por mejorar a quien quisiste. Y perdón por consumir a quien me quiso consumir, porque finalmente solo te dejaré dolor. Fue un honor darte paz, y ser una fracción de tu existencia.

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