tres
Dos meses desde que sentí ser una ínfima fracción consciente de la realidad. Bueno, no sé si dos meses. Ahora recuerdo ese terror con miedo, miedo al miedo, miedo a la muerte. Mi mayor miedo intangible es la muerte. Mi mayor terror actual es la soledad. Solo. Todos solos. Todos encerrados en la mente, el que dice que la expande solo pinta las paredes. Una pradera verde en un día soleado que debes disfrutar sentado y quieto porque si intentas saltar por el pasto te vas a romper la nariz contra el muro. Olor a sangre. Olor a sangre es no saber qué piensa el otro. Olor a sangre es no saber si hablas con alguien. Olor a sangre, qué poético. Olor a sangre es no entender ni el universo, ni lo que contiene, ni una sola parte. Incluso hay una caja, claramente hueca, que no podemos abrir en nuestra celda. Olor a sangre para mí mismo. Pretender entender cuando pintamos las paredes. Estamos encerrados, atados de manos, sin ojos ni oídos, en una celda, de extraña roca, nunca la habíamos sentido antes y nunca la vamos a volver a sentir, escuchamos voces, gritos y cantos desde otras celdas, pero no sabemos si son reales o no, solo nos dicen que nos vamos a morir, que ya no vamos a estar más, algunos dicen que iremos a otra parte y algunos que ya no hay más partes. Solo podemos elegir entre estar inquietos o estar petrificados y tratar de reír en la celda húmeda, sin agua, fría y sin aire. Solos. ¿Solos? ¿Quiénes? Solo. Solo con las ideas. Ideas de quién está en la otra celda y qué es lo que retumba dentro de la caja. Ideas de qué es lo que se oye por la ventanilla e ideas de por qué no entra el sol. Ideas de quién soy y de adonde me llevan o si tengo que ir yo por mi cuenta. No sé a qué distancia están las paredes, pero sí qué tan rápido me voy a romper la nariz. No sé qué tan dura es la pared, pero sé que duele como el infierno, desde la coronilla hasta los talones, pero siempre más fuerte en el pecho la nariz. No sé nada, solo especulo y hago conjeturas para no sentirme perdido. Sean reales o no las voces en las otras celdas, lo seguro es que es mejor intentar habitarlas juntos en sueños que quedarme callado a escucharlas reírse entre ellas y de mí
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