La casa del tiempo

Entré por la puerta y la ventana, una bonita puerta de madura porosa y húmeda muy vieja, tal vez de 3 semanas de haber nacido. Cuando entré me dieron una canción entonces la escuché. El tiempo no estaba. Vagué por milenios a través de los pasillos y entre las puertas, cuando encontré el baño entré y cagué. No fue muy plácido, pero agradezco lo breve. Me vi al espejo y me hice una moña y me afeité. Até mi agujetas de velcro y volví a vagar unos minutos. Un cuadro me contó que el tiempo pasó mientras cagaba, lástima no haberlo podido saludar. Salí del baño ya para buscar la salida, tendría que ir a buscar al tiempo a otra parte hasta que nos cruzáramos en una montaña, una pradera o una esquina. Mi sombrero picaba un poco y me apretaba el bra. Me deslicé bajo la salida, volví a ver la fachada y salí por la entrada.

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